El sol se cuela tonto por las rendijas de mi ventana. Mi teléfono está encendido sobre la mesa y la tele cuenta cosas divertidas y curiosas. He lavado mis camisas, a mano. Estaban esperando desde hace semanas, pero mi vida últimamente es un desastre. No tengo mucho tiempo para nada, ni siquiera para mis camisas. Ni tampoco para mí. Extraño el mar. Y pienso en los barcos atracados en el pequeño muelle de Los Cristianos a la espera del próximo cayuco. También en las calles de La Laguna. En la bruma y la humedad de Aguere. En el pasado. En lo que ya sé que no va a volver. En que el tiempo transcurre lento y yo no puedo hacer nada por atraparlo. En los que se han quedado por el camino y en los que sé que pronto dejarán de existir entre mis días. Y me da rabia. Intento evitarlo, pero a veces no hago las cosas que pienso. Y los barcos siguen esperando en el muelle.
http://es.youtube.com/watch?v=HjvKeScPDhE
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