‘Guárdame un sitio’, me dijiste una mañana de primavera. El sol había salido temprano y las margaritas se desperezaban poco a poco tras una intensa noche de fiesta con el rocío. ‘Guárdame un sitio, que ahora voy’, me dijiste y aún lo recuerdo como si no hubieran pasado los años. Y allí me quedé, en aquel banco -donde sigo- junto a una silla vacía mirando como andaban los segundos. Mis ojos se clavaron en la puerta del fondo que a veces se abría agitando mis latidos. Las voces se fueron diluyendo y yo seguía allí haciendo como que me interesaba lo que sucedía, pero no era así. Yo sólo vigilaba que nadie ocupara tu lugar junto a mí. ‘Guárdame un sitio, que ahora voy’, me dijiste. Pasaron los días y la hiedra comenzó a trepar por las patas de mi silla. Mientras, mi mente sólo repetía una y otra vez, sin descanso, guárdame un sitio, guárdame un sitio, que ahora voy. No me moví ni un milímetro. Sabía que tarde o temprano llegarías, pero no fue así. ‘Guárdame un sitio’, dijiste y a veces de tanto recordar tus palabras a mis ojos les daba por llorar. No apareciste, ni rastro de tu piel caoba. Ni tampoco de tus uñas. Sólo la nada. Y tu sitio se gastó al sol. En las noches de luna llena chirriaba y rezaba en un idioma extraño. ‘Guárdame un sitio, que ahora voy’, dijiste pero nunca llegaste…
http://www.youtube.com/watch?v=1NEoln4Gu_A
Pdt. ¿Qué va a ser de ti?, dice todo el rato Miguel Bosé en su 'Como un lobo'...
No hay comentarios:
Publicar un comentario