Un hombre recibe seis sartenazos mientras duerme de manos de su mujer y queda en coma. Una joven persigue a un agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por las calles del sur de la isla desnuda; le acusa de no ser feliz. Un homosexual judío es acuchillado en la manifestación del Orgullo de 2006. A veces es complicado para mí abrir los ojos, ver la realidad. Mezclarme con el mundanal ruido. La mayor parte del tiempo vivo en una burbuja amable. La mía. No me fijo en los detalles ni en las aristas de la realidad que me rodea: Le tengo miedo al desamor. A veces es complicado decir lo que siento. Abrirme la chaqueta y dejar ver lo que hay debajo. Si tú supieras… todo sería distinto, o no. A veces pienso en cómo serían las cosas si no fuesen como son. Si lo que pasó no hubiera sucedido, si hubiese sido valiente aquella noche en la que llorabas en mi regazo. No es fácil levantarme y borrar tus mensajes, almacenados como agua de mayo. Pero lo tengo que hacer más pronto que tarde. Tampoco es sencillo tener que comenzar a hacerme a la idea de que las cosas son de este modo que me deja, una vez más, como suplente en un mal partido. En el banquillo cuando el marcador va 0-3 en mi contra. Y cuando amanece miro al cielo lleno de nubes y vuelvo a saber que no me quieres. Y ya no sé muy bien qué hacer para hacerle una jugarreta a mi fortuna y lograr que soplen los buenos vientos. Parece una tontería, pero a veces tengo el corazón cansado porque se me amontonan las penas. Las voy clasificando en un archivo díscolo y travieso con el deseo pueril de que se me extravíen una tarde después de llorar. Pero eso no pasa. No me pasa y la realidad se empeña en no dejarme avanzar. A veces pienso que soy yo el obstinado que no quiere que nada cambie, aunque lo desee con todas mis fuerzas. Tantas que apenas puedo respirar. Y así ando como ahogado, con el pecho dolorido y opto por dejar de mirarte a los ojos para poder llorar sin que me veas. Estás en una nube, bailando y sonriendo lejos de mí y me rindo a ser sin ti. A veces la vida es una putada. Una demasiado grande para mis hombros llenos de contracturas. A veces la pena me vence. Y al final de tanta lágrima cojo aire y me digo que tengo que tirar para delante, pero vuelvo a ser cabizbajo porque cuando me pasan estas cosas a nadie le apetece abrazarme. Sí, a veces es inmensamente triste para mí abrir los ojos, ver la realidad y aceptar que no me quieres...
http://www.youtube.com/watch?v=IBoLTkJWP98
Pdt. La canción de hoy ha sido fácil, facilísimo, escogerla. Hay pocas que dibujen tan bien cómo me siento como lo hace ésta hoy. 'Si tú supieras', de Alejandro Fernández. Sí, es domingo por la mañana y es profundamente triste.
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