miércoles, 8 de junio de 2011

En la estación de tren

No sabía hacia dónde tirar. Estaba en aquella destartalada estación de tren sin saber muy bien cómo había llegado hasta allí y ahora, tanto tiempo después de la tormenta, no sabía que raíles coger. Estaba tranquilo, con esa sonrisa que distingue a los vencidos después de luchar hasta el final. No había mucho movimiento, era tarde. Habría que esperar hasta los claros del día para que pasase el siguiente convoy, pero no le importó. No tenía destino, ni un lugar al que ir a parar. Y eso que en otros tiempos le hubiera devastado por dentro hoy era bueno porque significaba que era libre y que podría viajar a donde quisiera, sin límites, sin miedos. Con unas pocas monedas en la mochila y los bolsillos de los pantalones vacíos esperando ser llenados con arenas de otras playas, se sentía el hombre más feliz del mundo y comenzó a andar...


Pdt. 'Rómpase en caso de incendio' dice Alex Ferreira...

4 comentarios:

-Perdida. dijo...

Navegando entre blogs he llegado hasta aquí, me he echo seguidora, espero que no te importe! por cierto, me encantan tus textos, un beso.

Paula Iriso dijo...

Queeeeeee buena foto del titulo!!
me encanto, al igual que tu blog,
muy buena entrada, felicitaciones.
Segui asi! y buena vida.
Te dejo mi blog si queres pasarte
http://codigos-humanos.blogspot.com/

Casía dijo...

andando se hace camino, pararse puede traer conformidad, me ha gustado tu blog

Ce Castro dijo...

A veces se me agotan las ideas para intentar de una forma diferente dar las gracias por las muestras de afecto que recibo. Sólo se me ocurre daros las gracias por vuestros comentarios, que me facilitan mucho seguir escribiendo. Muchas gracias -Perdida. También a ti, Paula. No dudes que visitaré tu blog. Y gracias a ti Casia, que tanta razón tienes afirmando que andamos. Un abrazo!