Un sábado a las dos de la mañana le dijeron a Felo que no le querían. Y comenzó su bajada a los infiernos. Al parecer el 99 por ciento de la población ha sufrido alguna vez las consecuencias terribles del desamor. Has tocado el cielo y de repente caes y no sabes lo profundo que puede llegar a ser el precipicio. La filósofa Elsa Punset habla de que una vez inmersos en este trance debemos avanzar por un sendero que tiene al menos cinco estadios. El primero, sencillo, es la negación. El golpe no nos deja reaccionar, pero cuando lo hacemos, llega la ira. Pero ésta debe ser sana y constructiva; la otra no merece la pena. En este punto llegan los apoyos del entorno y la negociación, que no es otra cosa que el repaso de lo que pudimos hacer mejor y de todo aquello que dejamos al aire y sin protección. Y por fin llega la tristeza, el dolor físico y el desinterés por la vida. Nos damos cuenta de lo complicada y difícil que puede llegar a ser la soledad. Pero afortunadamente casi nada es eterno y aterriza en nosotros la resignación o aceptación. Es ahí donde tenemos que sacar partido a lo andando y poder llenar nuestra mochila de argumentos para conseguir emociones más fuertes una próxima vez...
Pdt. Este domingo me quedo con la versión que Shirley Bassey hace del 'I am what I am'
3 comentarios:
Después de la aceptación muchas veces aparece el recuerdo, y eso suele doler tanto o incluso más que todo lo anterior...
Me gusta mucho tu blog =)
Atentamente, otra indignada.
Tienes un gran talento, sigue estas cerca de realizar tu obra.
Saludos
Tienes razón Nakashe a veces el recuerdo es un gran enemigo al que hay que vencer también, pero no hay nada imposible. Muchas gracias por tus palabras de apoyo. También te agradezco tu comentario, María José. Vuestras palabras me dan aliento para continuar. ;)
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