jueves, 2 de mayo de 2013

Miserias y lujos

Es lo que tiene el verdadero amor que, una vez te ha elegido, te deja tocado y hundido para siempre. Y no es que no sepas ver los defectos o carencias del ser amado. Es simple y llanamente que aquel estado de enajenación tiene la virtud de elevarte por encima de las bajezas humanas y hacerte trascender. Aprendes a comprender y a aceptar a ese pedazo de carne y espíritu, con sus miserias y sus lujos. Casi como el amor que sientes por un hijo: en el fondo de tu alma conoces a la perfección de lo que carece, pero siempre encuentras la disculpa perfecta para redimirlo.


Memorias de un sinvergüenza de siete suelas. Ángela Becerra.

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