Después de un
momento álgido viene la nada, tras los esfuerzos más ímprobos llega el vacío y,
siempre, el chillido más agudo da paso al silencio más absoluto. Andas por la
calle y te da igual que todos te detengan, ya no tienes a dónde ir, ni refugio
que te apetezca habitar. La batalla ha concluido y aquello que daba sentido a
los días se ha desvanecido. Y no puedes mirar al cielo porque ese sol sofocante
de septiembre te ciega los ojos, que no las entendederas. Andas por debajo de
los parasoles que te encuentras, pero nunca hay suficientes. Bañado en sudor
decides continuar, ya que esa es la decisión menos mala de todas. Tampoco miras
al suelo, el asfalto escurriendo no dice la verdad, siempre miente. Y sin
destino es harto complicado llegar a ningún sitio, pero sigues sin detenerte. Sueñas
con que mañana, como por arte de magia, aparezcan nuevas batallas para librar.
'Steal the light', de The cat empire
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