Unos labios rojos. Letras descolocadas. Un canario que no canta. Un cubo
y una fregona desterrados. La vida se le había convertido en un puzle complicado
de organizar. Cada pieza iba a lo suyo y así, de este modo, era harto difícil
vivir. Lo peor llegó justo el día en que se dio cuenta de que quizá nunca había
sido tan bueno como había sospechado. Siempre había querido ser mejor, una
persona buena. Pero lo cierto es que por el camino se le había olvidado y ahora
dudaba de sí mismo. No era bueno y lo sabía. Cada mañana al mirarse al espejo,
éste desafiante le vomitaba todas sus pequeñas miserias. La bondad había
desaparecido de su piel y algunas noches tenía pensamientos impíos. El tiempo
pasa para todos y mientras unos ascienden, otros caen irremediablemente. Así era
y desde aquello había dejado de tener ganas de continuar.
2 comentarios:
¡Me gusta mucho la foto nueva que abre el blog! Preciosa. Besos.
Renovarse o morir jejeje Me alegro que te guste Un abrazo fuerte.
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