¿Qué decir cuando
ya está todo dicho? ¿Qué hacer cuando todas las batallas se han perdido? Sólo
queda esperar a que lleguen nuevos vientos, unos que me alejen de ti, que me
den sosiego. Los cambios siempre son para bien. Hablas y hablas y nunca te
cansas. Dices que todo está mal, que esto se derrumba y al mismo tiempo no
mueves un solo dedo para curarme las enfermedades, para salvarnos. Mientras,
guardo silencio. No quiero que mis dedos te escuchen, tampoco mis rodillas, ni
mi esófago. Quiero pensar que tu despedida no ha sido, que sigues queriéndome,
pero lo cierto es que la margarita ya está deshojada y no me quedan pétalos
para soñar. Debe ser por el frío del invierno, a veces creo que es como si no
hubiera sucedido nada. Sigues estando ahí, impertérrita, y mi corazón estrujado
no reacciona. Quizá los golpes me atontan demasiado. ¿Qué hacer? ¿Qué pensar?
¿Qué soñar ahora?
1 comentario:
Esa sensación, para mi, es de vacío total. La has descrito estupendamente... como siempre. Besos.
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