¡Qué bonita se ve la luz de este lado de la vida! Con sus alegrías y
también con sus penas. Completita, sin reparos. Aunque haga frío o aunque le dé
por llover. Íntegra. Los rayos de sol lo iluminan todo, también las miserias, y
las sombras poco a poco se disipan. Sí, afortunadamente vuelve a ser el turno
de las luces de colores.
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