El frío a veces todo lo puede. Te congela los dedos y también las
ganas de vivir. Cuando el sol se va, se esconde es más difícil soñar con
paraísos que están por venir. Sólo buscas un refugio en el que hibernar. Que pase
el invierno, sólo eso, que pase pronto. Que vuelva el aire caliente y las
flores. La luna triste se va apoderando de todo, como un fuego que todo lo
arrasa. Nada escapa. No eres capaz de resucitar aquella hoguera en la que
crepitaban las ilusiones. Poco queda ya. Poco, muy poco. Lejos están California,
Anchorage, Montevideo y Valparaíso. Ahora sólo tienes frío.
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