El
suelo sigue húmedo, mojado. El musgo comienza a dejarse ver. Es extraño, quizá
había olvidado sentir este frío. Espero a que salga el sol para resurgir, pero
se está tardando más de lo normal. Tal vez, ya no me lo merezca. Esto pasará,
rezo día y noche para que así sea y no es suficiente. Apenas duermo por las
noches, que se me hacen interminables. Todos mis monstruos me asaltan, pero ya
no me acobardo, convivo con ello, simplemente. Al final, llega el silencio, la
pena.
Vámonos, de Cinco de enero.
Pdt. Hoy parece que todo va al revés...
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