Salto temporal. A veces
mientras tú estás en el presente, ella está a por uvas. Está en otro lugar, uno
lejano. No sabes a ciencia cierta en qué momento vuestros caminos se separaron.
Debió ser en aquel verano del 14. Sí, debió ser entonces. No hacía calor, no
hacía demasiado para aquella época del año, y su sonrisa dejó de estar. Allí se
pasaba las horas frente a la pantalla del ordenador, mientras tú, un poco
ilusa, revoloteabas aún con ilusión a su alrededor. Ahora, tanto tiempo después, parece que
vuestros senderos son irreconciliables…
De ley, de Rosario.
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