domingo, 8 de enero de 2017

La arpía

La chica trabajaba mucho, nadie lo discutía. Ella decía que demasiado, casi que parecía que era la única que lo hacía. Hablaba alto, gesticulaba y, a veces, hasta suspiraba desconsolada. Controlaba lo de ella y lo de todos los demás. Y es que, en el fondo, era una arpía... Pobrecilla, siempre justificándose. Como si los méritos de los demás fueran pacotilla, mientras los suyos, siempre incomprendida, no se reconocieran lo suficiente. Vivir así, como ella lo hace, no debe ser nada fácil…

Qué bien, de Izal.

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