Se franqueaba, madre monologante, madre dolorida, con la espuma del fregadero. Su hijo con aquella mujer, una simple auxiliar de enfermería. Manifestó opiniones adversas hacia el auditorio formado por cacharros sucios. Al estropajo le dijo esto; al grifo le dijo lo otro. No recibía respuestas, no hallaba la deseada comprensión. Necesitaba a toda costa la cercanía de oídos humanos.
Patria, de Fernando Aramburu
El cielo que me das, de Rosana
Pd. Las buenas canciones, igual que los buenos libros, nunca están demás...
No hay comentarios:
Publicar un comentario