All to myself, de Amber Coffman
domingo, 29 de enero de 2017
Feliz cumpleaños
Allí estaba parado sin poder decir lo que realmente
pensaba. Maldita política de lo correcto, que le carcomía el estómago. Si pudiera
hablar, quizá ardería Troya. Posiblemente. Es lo más seguro, pero se había
impuesto esa ley de aparentar que todo va sobre ruedas, de no dañar a nadie, de
estar en un permanente estado del buen rollismo, que a la larga solo le traería
alguna úlcera estomacal. Se lo veía venir. ¡Cuánto daría por cantarle las
cuarenta o simplemente por lanzarle aquello por la ventana y no volverlo a ver
nunca más en la vida! Se quedaría a gusto. De eso no le cabía duda, pero le
pesaban más las consecuencias. Y se maldecía por ello, porque al final de
cuentas, el miedo le atenazaba y no era capaz de mandarlo todo a la mierda. Y allí
seguía, parado, dándole vueltas a una rabia interna que le dominaba…
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