La marquesa hizo una teatral pausa antes de borrar de su rostro cualquier vestigio de la anterior sonrisa; su boca se afiló en un corte recto. Pero si lo que se ha creído es que con esto gana una familia, déjeme decirle que se equivoca. Usted no pertenece a este lugar y ni todas las cláusulas de propiedad del mundo pueden cambiar eso. Éste nunca será su hogar, ni la mía su familia, salga de mi casa y no regrese nunca.
Todo esto te daré, de Dolores Redondo.
Los tejados, de Cómplices.
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