Una madrugada cualquiera la descubrí. Rozalén hablaba de la verdadera historia de esta canción y no pude más que enamorarme también de ella...
El
extraño llegó con sueños muy distintos
Pero la
vio, como solo puede verse un espejismo
Dentro
del corazón.
Él
adivinó un destino en su cara,
Ella
intuyó su cruz.
Fue
mezclar lo del cielo
Con la
vida a ras del suelo
Y
comprender: Que los edenes, perdidos
Siempre
se encuentran por casualidad.
De
repente, la una frente al otro
Sin saber
lo que sienten.
Paraíso
sin serpiente,
No lo
busques que no quedan.
No
existen frutas prohibidas,
Si no bocas que se cierran...
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