Marina corre, la cámara la filma desde delante, desde
atrás, desde un lado, desde el otro, desde arriba, desde abajo… Marina es «una
mujer fantástica» de Sebastián Lelio. Es una mujer que a pesar de todo sigue
corriendo. Eres una quimera, le dicen y ella sigue hacia adelante. Todo lo que
la envuelve la golpea, le pone trabas, la zancadillea… y ella continúa. A veces
suplica, pero la realidad es implacable e inmisericorde. Y el estómago se me encoje
y los ojos se me aguan. Qué difícil es ponernos en el lugar de los otros y qué
fácil juzgar o temer lo distinto. Se nos llena la boca siendo amables,
comprensivos pero solo miramos desde arriba, sin importarnos nada más;
creyéndonos mejores. No hay ni un atisbo de amabilidad o buenismo, no hay final
feliz, solo final. Tan real como la vida misma porque al final la vida está
llena de mujeres fantásticas, mujeres a las que el mundo no les da una
oportunidad; para tenerla se la tienen que arrebatar con arrestos. Y Marina
corre y llegan los títulos de crédito y esa sensación rara, agria e incómoda,
se me queda en el estómago. Ojalá mañana sea un día mejor, uno mejor para
todas.
Pd. Qué bien dibuja el director. Después de Gloria llega esta maravilla...
No hay comentarios:
Publicar un comentario