I haven't a dream

Si viviese en Nueva York, Los Ángeles o en un pequeño pueblecillo de Alaska y pudiese ejercer mi derecho al voto el próximo 4 de noviembre en Estados Unidos no votaría por Obama. Lo admito. Mucho menos por McCain, aunque he de reconocer que Palin y su pasado me parecen cuanto menos interesantes. Pero lo de Barack es otra cosa. No caeré en el topicazo de decir que no lo veo una persona ‘clara’, pero espero muy poco de él. Tal vez sí suponga mejoras para los norteamericanos de a pie, para ese veinte por ciento de votantes que no es blanco o para la clase media, pero dudo que haga algo por aquellos que padecen la política exterior marca USA –léase iuesei-. También me inquieta esa insistencia en asegurar que es un híbrido entre Martin Luther King y J.F.K., y en esa fiebre que asola Europa y que se rinde a sus pies sin mirar un poco más allá. Quizá aquí valga el menos malo, pero dónde queda aquello de I have a dream. ¿Hemos renunciado a que las cosas sean mejores, al sueño americano? Hay preguntas que por el momento no tienen respuesta y miradas que no dejan lugar a dudas. A veces pienso que soy como una de esas viudas de postguerra, una de aquellas muchas mujeres que perdió a su marido cuando era muy joven y tuvo que renunciar a la vida vestida de negro. Esperando, enterrada viva. De luto perpetuo y sin derecho a voto.

Pdt. Hoy un canción distinta...

http://es.youtube.com/watch?v=VQrnD1_34z4&feature=related