miércoles, 10 de septiembre de 2008

De egos y sus tamaños...

En los últimos días el número treinta es una idea recurrente que aparece en mi mente cuando menos me lo espero. La última ocasión llegó cuando conté los libros que he ido perdiendo con el paso de los años. En mi peregrinar de casa en casa. Quienes me conocen saben que desde 2003 me cuesta mucho terminar de leer cualquier libro. Desde aquellos fatídicos días he conseguido finalizar alguno, pero la cifra es pírrica si la comparamos con otras anteriores. No voy a recordar aquellos acontecimientos que me secaron por dentro, pero sí los libros que no sé dónde están y sé, me regalaron ratos increíbles: Cachito y El maestro de Esgrima (Pérez Reverte), David Coperfield (Dickens), La Regla de Tres (Antonio Gala), Mi planta de naranja lima (De Vasconcelos), El viejo y el mar (Hemingway), Rebelión en la granja (Orwel), Viento del este, viento del oeste (Buck), La plaza del diamante (Rododera), El guardián entre el centeno (Salinger), Eva Luna (Allende); Vacas, guerras, cerdos y brujas (Harris), El misterio de la cripta embrujada (Mendoza), La casa de Bernarda Alba (Lorca), El peso de las sombras (Caso), Hamlet (Shakespeare), Ilona llega con la lluvia (Mutis), Tormento (Galdós), Touch (Leonard), Café con aroma de mujer (Gaitán), La camarera del titanic (Decoin); Tokio ya no nos quiere, Días extraños y Caídos del cielo (Loriga), El otro barrio (Lindo), Soñé que la nieve ardía y No pasó nada (Skármeta); Se busca una mujer y Factotum (Bukowski); El retrato de Dorian Gray (Wilde), y Los delitos insignificantes (Pombo). Estaría bien recuperar alguno... Después oteo el horizonte con mis pantalones nuevos. Esos que sé que le molarán al Gatochico y me muero porque vea cuanto antes –jejejejeje-. Camino a ratos y recuerdo algunas palabras de Paulino Rivero y también sus ojos. No sé que pensar de él. Como tampoco de aquellos que me rodean y, cada vez más, hablan sólo de ellos mismos y se creen mejores que el resto. Y me los imagino diciéndose unos a otros: ¡Yo tengo el ego más grande que tú! Y río porque no sé si en estos casos el tamaño importa...

http://es.youtube.com/watch?v=194AhTP1slw

Pdt. Antes o después el tiempo pone al descubierto todas las mentiras... Vuelvo al pasado y me da por escuchar a Pablo Abraira y su ‘Pólvora mojada’. La letra me parece cercana...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo también he perdido libros y ahora me arrepiento de no haber apuntado a quién los presté; un libro es un tesoro, dice mi madre, pero yo a veces pienso que el tesoro es conseguir meterte en la historia y creerte el protagonista. porque la imaginación es libre, tan libre como quieras tú...

fdo: vera

Ce Castro dijo...

Jo, cuanta alegría tenerte por aquí otra vez... Creo que tienes razón, aunque algunas veces los libros también nos cuente alguna mentira... Un abrazo fuerte