Azul Tokio
miércoles, 20 de agosto de 2014
Nuestras lágrimas
Dios sabe que nunca hemos de avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el cegador polvo de la tierra que recubre nuestros corazones endurecidos.
Grandes esperanzas,
Charles Dickens.
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