A veces las cosas no salen como uno las idea. A veces. No aparece el joven de
las flores, ni tampoco la cabaretera de pelo caoba. Corset se levantó aquella
mañana con un regusto amargo en la boca y por culpa de la maldita radio que se
encendía siempre a la misma hora. Todo hacía presagiar que iba a ser un día
duro, de más calor y menos tranquilidad. Le hubiera gustado tanto estar cerquita
del mar o viendo el musical The Lion King, pero lo cierto es que estaba en
aquel desierto que había dejado de tener nombre. Algunos decían que era una
cárcel a cielo abierto, otros simplemente guardaban silencio. Pero a pesar de
sus muchos sueños incumplidos, Corset quería permanecer alegre.
2 comentarios:
Alucinante descripción de una soledad confinada en un mundo de falsas libertades.
A veces que haya gente no es suficiente... Gracias por tu comentario.
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