Hay días en los que tengo miedo. No puedo evitarlo, está ahí y es algo
que no controlo. No puedo contenerlo. Sí, tengo miedo a que algo malo suceda. A
quedarme solo, porque lo inevitable, antes o después, termina llegando. A veces
hago como que no pasa nada y sonrío. Disimular es un arte que solo se
perfecciona, como casi todos, con la práctica. Y tengo miedo a que el viento
sople demasiado fuerte o a que las heridas no se me terminen de curar. A tu
ausencia. A tantas cosas, que no sé muy bien qué hacer; pero no quiero seguir
pidiendo disculpas por sentirlo, sólo dejarme llevar y eso que soy consciente de
que yendo a la deriva poco puedo resolver. Todo pasará. Eso es lo que espero y
cuando ya no quede nada, mi miedo sólo será un lejano recuerdo, aunque ahora no
pueda ver otra cosa.
2 comentarios:
Ce, yo también tengo miedo a veces, tanto que me paralizo y el tiempo para detenerse pero por suerte o vaya uno a saber por qué, no es verdad, el tiempo sigue y todo pasa, todo...Lo mejor es sonreír y seguir...
Abrazo grande...
Lo mejor es sonreír, aunque a veces se nos haga demasiado cuesta arriba. Te haré caso. Un abrazo muy fuerte, Martina.
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