Y le llamó perro. Lo dijo con tal desprecio, que rozó
el absurdo. Al primer insulto le siguieron otros: malnacido, cerdo, cavernícola…
Y ya no supo dónde parar. Le nació el odio desde las vísceras y lo vomitó todo, no
se contuvo nada. Lo dio todo. El nivel iba creciendo y ya no supo nada más… Los que la
vieron contaron que hubo momentos en los que perdió el conocimiento. Empató odio
con odio y al final, ya despachada, se quedó tan a gusto que descansó…
Calypso, de Luis Fonsi y Stefflon Don.
Pd. El verano suma y sigue...
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