Alan y Brian han cumplido diez meses. Hoy me los he encontrado paseando, montados en su carrito doble, por la calle Castillo. Me miraban un poco extrañados con sus ojitos color café muy abiertos y su madre me puso al día de sus novedades. Lo hizo en unos minutos, mientras yo no podía dejar de pensar en lo rápido que pasa el tiempo. Eché la vista hacia atrás a vuela pluma y me vi a finales del 2000 comenzando una nueva vida, que a la larga no fue mejor. Ha llovido tanto desde entonces que ya no sé si ha merecido la pena tanto esfuerzo para intentar no mojarme. En aquel tiempo conocí a un ángel y caí en la cuenta, lamentablemente para mí, de que el mundo no era como yo había soñado. Que todo lo que me habían contado no era real y me sentí dolido y estafado, pero no tengo derecho al pataleo. Me costó tres años asumirlo y no sé si lo he hecho del todo. Después fui a la tienda, compré zanahorias y me subí a la guagua. Ponían por la radio esa canción del ‘Sueño de Morfeo’, esa que me gusta, la de ‘Para toda la vida’ y me quedé clavado en los coches que pasaban tras el cristal. Y, cansado, dejé de sentir.
http://es.youtube.com/watch?v=YDDCnIzg-jE
Pdt. No sé muy bien la razón, pero durante toda la mañana no he podido sacarme esta canción de la cabeza, y mira que lo intenté con todas mis fuerzas.
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