Es complicado resumir. Estos días la vida va a toda prisa. A veces corre más que yo. O eso me parece. Y eso está bien. Pero lo mejor es cuando después de la velocidad de vértigo se detiene y tienes un rato para quedarte quieto y disfrutar. Eso me pasó un poco el otro día o esta mañana cuando, después de mucho tiempo, rompí un plato. Fue extraño, se me fue de las manos y vi como a cámara lenta fue a parar al suelo para luego romperse en mil pedazos. Los trozos siguen en una bolsa esperando el paso a mejor vida. Todo en unos segundos interminables. Lo del otro día fue diferente. Llegué a tiempo a la fiesta. “No sé cómo no están todos los tíos enamorados de ti”, me dijeron. Los primeros minutos fueron incómodos. Como a veces me pasa, no sabía muy bien dónde ponerme hasta que llegó el vino tinto. Saludos y sol. Comida frugal y nervios ante el inminente sorteo. Afortunadamente el 102, mi número, no salió. La cosa se empezó a enderezar con hamburguesas. Cuatro para ser más exactos. Unos segundos entre las atracciones y, por fin, el alcohol. La primera música que sonó fue la del karaoke. Las típicas canciones de toda la vida. Paloma San Basilio, Alejandro Sanz o Raphael. Los de siempre. Aunque yo ya movía los pies y sonreía, lo mejor llegó cuando el dj se hizo con el mando. Como suelo decir, dios da pan a quién no puede comer. Una vez más, estuve rodeado de tías. Bailando. Incluso una me dio un beso. También me dijo que olía súper bien, lo hizo al oído mientras me abrazaba. Reconozco que me puse un poco triste. Si ella no fuese quién es y no regalara lámparas, todo sería distinto. No me importaría, pero reconozco que para mí es una putada caerle bien y que quisiese bailar conmigo siempre que sonaba una canción triste. Otra quiso hacer un sándwich conmigo y le tuve que contar cuál es mi sino. Un amigo también me espantó a un moscón sonriente. También vi como alguno cayó en la decrepitud y no me enteré de las intenciones de algún listo. No pude comentar la jugada, pero ya habrá tiempo. Salsa, promesas y poco regeaton. El ChiquitodelSeis no osó pasar de las miraditas desde lejos. Su cuchipanda tampoco. Al final, no hubo resaca a pesar del ron, del whisky y la peor cerveza que he probado nunca. Sí, fue una buena noche.
http://es.youtube.com/watch?v=lAg3WvL_2Wg
Pdt. Esta canción no se escuchó en la fiesta a pesar de que GafitasHuc y yo la pedimos con insistencia para poner el broche final a una gran noche...
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