Me he paseado por el principio. También por el final y evito acostumbrarme a tu espalda. A hacer como que no existes y a aceptar que no exista. Las lágrimas están aunque nadie las vea. Se intuyen. Tu espalda es como una bofetada. Seca. Intensa y dolorosa. Intento respirar y recordar todo lo aprendido. Imagino la tranquilidad. Palpo mi nueva vida. La tiento como hacen los ciegos o aquellos que están en un lugar oscuro. Me sigue sentando mal hablar de según qué cosas, pero no sé cómo hacer para que no suceda. Pienso en que ya no tengo que hacer nada. Que ya lo hice todo. Y sigo vivo.
http://es.youtube.com/watch?v=IaNmV0aFuYI
Pdt. En días como hoy escuchar otra canción sería imposible. Por cierto, dos números: 5.000 visitas y 323 entradas. Gracias.
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