El cinco es un bonito número. No sé si más o menos que el tres o el seis, pero ahí está. El cinco, sinónimo perfecto del término medio. No voy a caer en el topicazo de la rima fácil, pero ese ‘lamentable’ dicho también está por ahí, pululando adormilado en la memoria colectiva. En cinco minutos comenzaré a hacer la comida, hace cinco horas estaba dormido, no sé qué diablos haré en cinco días, cinco meses atrás me entretuve cantando entre desconocidos y conociendo a los que no cantaban en un hotel de La Palma; y hace cinco meses dije hasta aquí he llegado. Podría seguir así un buen rato, tal vez, cinco segundos más, pero lo que quería decir ya lo he dicho. El cinco es un bonito número, pero mi preferido sigue siendo el dos...
Pdt. Entre tanto número no me he podido resistir y he ido a la wikipedia. Del 5 dice que en muchas tradiciones son 5 los elementos que conforman el mundo sensible. En cambio del 2, dice algunas cosas feas, y he tenido que zambullirme hasta encontrar que el 2 es el símbolo de la Madre o principio femenino con doble significado: dadora de vida o provocadora de las tentaciones... Pues eso.
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