Sueños. Manos. Cuellos. Todo parece, nada es. El resto es historia. Miradas y un sillón viejo. Como si las cosas, las tuyas, fueran reales. Caminas sin ver. Oyes murmullos y dudas de que sean de gente que te quiere. El móvil está muerto o, al menos, ya no suena. Promesas vanas, pero promesas. Pagas tu nuevo suéter. Es rojo. Con cosas blancas y azules. Aunque acabe de llegar, sabes que ya llevaba mucho tiempo contigo. Estaba hecho con mimo para ti. Y no te detienes cuando te tropiezas con el pasado apostado en una esquina maltrecha del camino. Después te sientas y junto a ti aparece un vaso de agua. También unas magdalenas rellenas de crema. Con la barriga llena todo se ve distinto. También desde ese sofá que han colocado para mi en mitad de una calle de Santa Cruz.
http://www.youtube.com/watch?v=X7aabLVCF5Y
1 comentario:
Bonito sillón, resulta hasta poético... Tal vez fuera puesto ahí para sentarnos tú y yo, por turnos o a veces uno sobre el otro.
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