A veces te desayunas con sapos. Verdes y difíciles de tragar. Tal vez, por eso, hoy he echado de menos poder contar las cosas de otra forma. De la mía. Sólo he podido escribir palabras desnudas. Sin más. No es que esté mal eso de dibujar letras sin ropa -una tras otra-, pero hay historias que merecen más. Mucho más. Eso en lo que me empeño, una y otra vez, cada día. Maneras distintas. Dicen que mis letras hacen interesantes cosas que distan mucho de serlo. Debe ser verdad, pero no es suficiente. En ocasiones hay que arriesgar y eso sólo se consigue dando un paso más, interpretando lo que pasa. Y eso, por el momento, no toca. Lo que toca es otra cosa. La limpieza, la desnudez de los hechos. ¡Adiós a las florituras! A pesar de ello, este miércoles he hecho lo que he podido. He intentado dejar claro qué es lo que pienso. Como veo yo las cosas que le pasan a la gente que me rodea. Y he de hacer una confesión. Hoy algunas personas me han dado miedo. Me inquieta como algunos arrasan con todo sin importarles nada. Que su única defensa sea el ataque atroz contra los que creen sus adversarios. También he visto a otros, pusilánimes. Que no atajan o no saben sentenciar las tempestades que suceden a sus pies. Y así nos va a todos. Después me vienen a la cabeza unas palabras que guardo en la memoria. Aquellas que decían que yo pertenecía a los de la vieja escuela. En su día no supe si creérmelas, hoy sigo un poco así, pero sí tengo claro que hoy he visto demasiadas cosas que no me gustan y he procurado con mis enclenques armas –un portátil, una página en blanco y mis dedos- contar lo más fielmente posible que lo que acontecía no me gustaba nada, que yo me rebelaba contra eso y que las cosas de la política, a veces, dejan mucho que desear en Teobaldo Power.
http://www.youtube.com/watch?v=XBMWDa8lg74
Pdt. Al parecer las letras de la imagen de hoy se leen Sāi xī lì ào. Es bonita la caligrafía china, ¿no crees? La canción también, es de mis favoritas...
3 comentarios:
Ánimo, ánimo y ánimo. Que los mediocres y los necios no acaben contigo.
Tu amigo Eduardo, el pusilánime.
si no te dejan contarlo con algunas palabras, dale la vuelta y cuéntalo con otras, pero cuéntalo. es el milagro de nuestra profesión, aunque a veces nos den con la puerta en las narices y se nos quiten las ganas... no podrán robarte las palabras, tus palabras...
me encanta que esteis por aquí. un abrazo.
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