Los minutos titubean y me viene a la memoria un deseo. Quiero los domingos por la mañana. Hace unos días me decían que si bien muchos optan por los domingos por la tarde –como sinónimo de ritual obligatorio que consiste en salir a pasear con tu pareja casi por obligación y como forma de vida- otros reniegan de ellos como alma que lleva el diablo. ‘No quiero eso’, me insistían. Desde ese día he rumiado la idea y finalmente he desechado las tardes. Prefiero las mañanas. Quiero los domingos por la mañana. Por ejemplo, el de hoy. Andaba bajo los árboles y la ligera brisa desplazaba tímida el agua de los lagos que me circundan. Me apetece ver cómo los niños juegan a perseguir hojas caídas y a saltar charcos en el césped recién mojado. También estirar mis pies descalzos en la arena y escuchar tu voz que me acuna. Después me despiertas con tu: ‘Flaco’ y abro los ojos para mirarte los tuyos. Comienzas a reír y aún conservas la cara de dormido. Volvemos juntos a casa antes del mediodía. Te preparo unos espaguetis y te recuestas en la cama que ocupa toda la habitación. La mañana muere poco a poco, igual que el día, y para llorarla me refugio entre tus brazos. Me limpias las lágrimas con tus pulgares y susurras rezos redentores que me envuelven hasta que unidos nos rendimos y caemos para siempre en brazos de Morfeo.
http://www.youtube.com/watch?gl=ES&hl=es&v=rpQRs5neYfE
Pdt. Ayer fui a la cabalgata del orgullo en Santa Cruz. Además este año sí fui al izado de la bandera Arco Iris. Tal vez algún día cuente mi versión de las cosas. Hasta entonces repito tema, 'Vendrá' de Fábula. Es para ti.
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