Suena una canción. Tim no logra discernir qué dice la letra, sólo intenta bailar. Mover los pies, las manos,… Dejándose llevar. Matt llegó tarde y tomando ginebra. Sus miradas se juntaron un par de segundos, quizá minutos. ¿Quién sabe? Tim se olvidó de todo. Hubo un instante en que le hubiera besado. A pesar de todo. Matt se fue rápido, se fue con sus silencios. No hubo beso, ni caricias. Tampoco baile. Sólo ese instante. Tim ya estaba acostumbrado a ver cómo Matt se iba de su lado para mezclarse con la oscuridad de la noche, con el humo a tabaco, con los dedos de otros. La música seguía sonando. Siempre en inglés. Alegre y acogedora. Tim miró hacia otro lado; hacia el presente, al aire limpio y al blanco de su camisa. Se contó los dedos y seguía teniendo cinco en cada mano. Pensó en que lo malo de hacerse ciertas preguntas está en que quizá nunca encontraría respuestas. Continuó moviéndose, soñando con que sus brazos eran alas y lograba bailar al fin como las mariposas…
'Ser', de Ojalá Muchá
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