El tiempo no se detiene. Vuela fugaz y casi de forma imperceptible. Corre y corre. No hace otra cosa. Mientras, Esfera apenas respira. Va de prisa a todas partes y se olvida de que las nubes a veces traen lluvia y otras sólo tormenta. Se olvida de que chispea y reza para que ya nada nos preocupe. Le pone azúcar a la piña tropical, canta a ratos y dibuja tu nombre en todas sus paredes. Sueña con tus calzoncillos y a veces todo se le desvanece entre los dedos. Estos días le parece que nada tiene sentido. Sólo desea que un día de estos todo deje de ir a su libre albedrío y, descansando, cada noche pueda revisar todo lo vivido para al final darse cuenta de que lo andado ha estado bien andado.
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