sábado, 10 de diciembre de 2011

Vivir sin reloj

Un día sin saber muy bien cómo ni por qué, Tim decidió vivir sin reloj. A partir de ese día sus muñecas estuvieron libres y jamás tuvieron obstáculos para enfrentarse al sol. Tic tac, tic tac… A veces despertaba con ese soniquete en los oídos, pero pronto, con el ruido del día, se disipaba. Igual que lo hacen los malos augurios. No hubo razón alguna para el abandono y quizá por eso tampoco se sintió más libre. Sólo había dejado de tener reloj y seguía sintiendo la presión sobre los hombros del pasar del tiempo. El sol andaba y él siempre tras suyo, casi sin resuello, intentando no llegar a destiempo a ninguna parte. Unos días lo lograba, otros no, pero así es la vida…

'Silencio', de David Bisbal

4 comentarios:

nrumo dijo...

Porque aunque inventemos mil maneras de parar el tiempo ninguna es lo suficientemente buena para lograrlo.
La vida sigue fuera de uno mismo, como de costumbre.

Besitos!

Ce Castro dijo...

increíble... gracias por tu comentario. Bss

Vlady dijo...

Y el tiempo está transcurre en uno. No serán las horas que corren, quizás será en cómo vivimos esas horas. Y entonces será el tiempo como una aguja ¿no?

Ce Castro dijo...

Vladimir, interesante reflexión. Necesito meditarla poco a poco... Gracias por hacerme pensar... ;)