domingo, 8 de enero de 2012

Todas las mañanas

Intento huir. De ti. Estar lejos. Quizá en el cielo azul o por qué no en una playa de un extraño país, muy lejos de aquí. No me apetece escuchar tu sonrisa, ni tener que decirte buenos días cuando coincidimos en la panadería por las mañanas. Ya no. Algunos días creo que esto acabará, que podré al fin echarme a dormir sin pensar, sin temer en lo que pasará mañana. Otros, los más, sólo retumba en mis oídos tu no, aquel que logró que las nubes de lluvia nunca se disiparan y me destrozaran las ganas de continuar. Me acuerdo cuando encima de ti me pediste que cesase de quererte. Tú dormiste y yo en vela no pude dejar de llorar. A la mañana siguiente tu mirada esquiva y yo haciendo de tripas corazón. El sol calentaba los geranios de los balcones, pero no era suficiente. Mis heridas no terminan de sanar. Por eso quiero marcharme lejos. De verdad. Sin más dilaciones. Perderme y comenzar de nuevo. Sí, todas las mañanas, todas intento huir…

4 comentarios:

Fedor dijo...

Me enamoro

Ce Castro dijo...

Es una buena opción esa...

Martina Santo dijo...

Una vez más, compartiendo todo lo que decís Ce, me encanta volver por estos lados y sentir que no estamos solos...vos allá, yo acá, y en la distancia los sentimientos que se parecen...fascinante...jeje...
Espero que estés muuy bien...
Besotesss...

Ce Castro dijo...

A mí también me gusta mucho que estés por aquí. La distancia siempre es algo relativo.. Todo va bien. Bss