Qué habrá sido de ellos, de todos ellos. De aquellos que un buen día
en la parada de guaguas o esperando para entrar en el cine llegaban y te contaban
todas sus penas. Igual que hacen los amigos de toda la vida. No sé nada de
ellos. Ni tampoco de aquella señora que aprovechando un descuido se me coló
cuando me tocaba en la frutería con la excusa de que cargaba muchas tristezas. ¡Ay, esta vida injusta! También
aparecían en la consulta del doctor Babel y cuando tocaba pagar Hacienda. Como me
inquietaban las colas interminables de gentes que no esperaban nada. Ellos eran como
nubes pasajeras que de repente aparecen, descargan sus desgracias y se
volatilizan como si nunca hubieran existido. No se vuelve a saber nada de
ellos. Reconozco que no siempre llevaba conmigo mi gabardina de colores, la que
de todo me cuida, así que me tocaba capear la tempestad sin protección, al aire.
¿Qué habrá sido de todos ellos, seguirán desparramando sus aflicciones? ¿Seguirán
entreteniendo a los aburridos y buscando consuelo en las esquinas y luz en la
oscuridad? Quién sabe, pero en días como hoy se les echa de menos...
4 comentarios:
Yo apostaría a que todos ellos están con la cabeza metida en algún móvil, deslizando arriba y abajo el botón de twitter donde tal vez otros finjan leer sus historias, o mandando emoticonos por whatsapp.
Pero en realidad no :) En realidad aún quedan esas gentes, yo sigo encontrándolas en las colas de los supermercados, en las estaciones de tren, sólo hay que tener ganas de escuchar.
Abrazos.
¡Qué bonito! Mil gracias ;)
me encanta la forma en que ves la vida y tu original manera de contarla... sabes, hasta te envidio. Saludes de Colombia =)
A veces de tanto dar las gracias a la gente que como tú, Gabriella, me anima a continuar y me dice que les gusta azultokio me parece que no les correspondo como se merecen... Gracias, muchas gracias desde España. Un abrazo fuerte.
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