Aquel 2 de noviembre
vinieron a visitarla todos sus fantasmas. Yacía moribunda en su lecho de muerte
y comenzaron a aparecérsele por el lado izquierdo de la cama. Ya sin fuerzas,
trató, convencida, de pedirles perdón. A cada uno, pero no atinó a saber si
estaban todos, sí los más importantes. Aquellos que se habían ido y que jamás quisieron
volver. Uno daba vueltas de la mano del joven Luis y no le miraba a los ojos. El
otro se acurrucó a su lado y le susurró al oído sus últimos pasos, buscaba
consuelo, pero sobre todo consejo. Quizá pudiera ayudarle. Le contó que había
descubierto la verdad hacía tan sólo cuatro meses y ella cerró sus ojos cansados, sabiendo que llevaba demasiado tiempo con aquella incómoda mochila a la espalda, desde
la primavera de 2003. Después se abrazaron un instante, recordaba bien aquella
piel morena. Pero la paz le duró sólo unos segundos, la guerra no se contuvo más
tiempo y al abrir de nuevo los ojos ya no quedaban fantasmas a los que pedir
perdón.
'1904', de The Tallest Man on Earth
2 comentarios:
Hola Ce!!!! siempre es un placer leerte!!! espero que estés muy bien, por acá, mucho trabajo, je!!!
Abrazooo grande!!!
¡Qué alegría saber de ti, Martina! Por acá no hay nada de trabajo... A ver si estos próximos meses se portan bien ;) Un abrazo fuerte!
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