La llave, de Pablo Alborán y Piso 21
martes, 21 de agosto de 2018
Igual que vinieron
Y los monstruos han vuelto. Desde hace tres o cuatro
días, los cimientos se me han vuelto a tambalear y aunque mi discurso oficial
es otro, no puedo dormir bien por las noches. Me despierto con angustia,
intranquilo, como si siguiera pendiendo de un hilo. Y no sé cómo evitarlo. Ojala
supiera. Es algo que se ha instalado en mi pecho; y también en mi estómago. Lo
cubre todo, es como una de esas lluvias finas que en segundos lo moja todo,
pero casi no se nota. Gota a gota, minúsculas todas. Pero hay que seguir
caminando, con miedo, como si no pasara nada, aunque pase. Y en esas estoy,
rezando para que los monstruos igual que vinieron terminen por marcharse…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario