Un miércoles por la tarde recibió una llamada que le cambió el orden de las cosas. A partir de ese día el decorado sería diferente. Las piezas se colocarían según otros pareceres. La silla dejaría de estar de espaldas al ventanal y la mesa miraría ahora al mar. Los amaneceres tendrían otro color y podría ver cómo atracan los barcos que despistados optan por aquel desconocido puerto de mar. Mientras recordaba aquella llamada sintió un extraño vacío en el estómago. A partir de aquel día muchas cosas cambiarían y eso le apetecía, pero ahora, tantos días después, sabía que no era suficiente, que sin saber muy cuáles deseaba otros rumbos. Le dio por ponerse una corbata roja y un extraño le comentó que si quisiese podría tener a quien sea. Pero eso no era lo que deseaba. Quizá un abrazo, quizá unos ojos, quizá… En la radio ponían ‘Time after time’ de Cindy Lauper y no le ayudó a levantar vuelo. Repitió algunas estrofas y se vio en otro tiempo, uno bueno y con sol. Una y otra vez… Se quitó la corbata y se preguntó si tenía derecho a soñar. Había instantes en que todo se le mezclaba y no sabía qué decisión tomar. Las cosas simplemente se hacen, se dijo y añoró esa capacidad de algunos por hacer sencillas cosas que a él le costaban un mundo. No podía vivir escalando montañas continuamente, ahora necesitaba pasear por una pradera, por un sendero amable y le vino tu nombre a la cabeza: M…
Pdt. "Tan sólo soy una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera", le dice Ana Scott a William Zacker en 'Notting Hill'.
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