domingo, 19 de febrero de 2012

De ida y vuelta

Martín Luis tenía siete años y algunas tarde de agosto deseaba separarse del resto. Había días en los que una fuerza extraña le surgía del estómago y le daba por distanciarse de la cotidianeidad de las cosas, quería ser especial. Con el paso del tiempo, a medida que los años avanzaban y el peso de lo vivido se le incrustaba en el alma, comenzó a recorrer el camino contrario. Añoraba la normalidad de las cosas y temía cada vez que el sol se ponía no poder ser como los demás. Veía a la gente pasear cogida de la mano, reír un domingo por la tarde o desayunar zumo con cereales y yogurt y algo le aprisionaba el pecho. ¿Por qué tenía que ser diferente?, se preguntaba acongojado al despertar. Que la masa no te arrastre, le decían y no sabía cuánto tiempo duraría todo aquello. Había momentos buenos y otros malos, pero la mayoría es como si estuviera descolocado.

2 comentarios:

Martina Santo dijo...

ahhh!!!!!!!!!! qué real y cerca estás!!! jaja...hermoso y verdadero!!!
Besotessss

Ce Castro dijo...

muchas gracias, wap Bss