El
tiempo se me va de las manos. Lo noto en mi respiración, cada segundo me cuesta
más respirar y mis piernas ya no aguantan como lo hacían. Esto parece que
inexorablemente se acaba. Miro a mi alrededor y falta tanta gente conocida, personas
a las que quería, que no puedo dejar de pensar que antes o después me tocará a
mí. Ojalá el tiempo pudiera detenerse y recuperar el tiempo perdido, ese que
vivimos sin vivirlo. Habría que tener un mecanismo para sacar cuentas de todos
los días que no hicimos, que no fuimos, que no nos movimos; también los días
fríos de invierno. Esos no deberían contarnos. No es justo. Todo ese tiempo
muerto deberíamos poder recuperarlo y hacer que todo sea mejor.
2 comentarios:
Hermoso, siento a veces igual. Que bueno que volviste a escribir. Saludos
Gracias por seguir ahí. A veces no podemos evitar hacer ciertas cosas... Un abrazo ;)
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