Creo
que fue ayer o anteayer, con esto del invierno no sé muy bien en qué día vivo. Sí,
fue el sábado por la noche. Marta había conocido a Sofía por una aplicación y
habían quedado para conocerse esa misma noche. Llevaban un par de días hablando
por el móvil, pero es que con las chicas va todo más rápido. Ella se retrasó un
par de horas, pero Marta esperó escuchando música y, al final, se la llevó a
casa. Pasaron un buen rato, las dos. Al despertar, Sofía le pidió que la
devolviera a casa, Marta aceptó. Cruzaron la ciudad en moto, diez minutos,
quizá quince. La dejó en una acera y esperó a que se alejase. Marta sabía que
pasaba algo, siempre sucede con las principiantes y allí estaba él, el novio
sonriente, esperando a su princesa. Sofía no perdía de vista a Marta, suplicaba
silencio y Marta, mi Marta, regresó a casa sola, en su moto. El viento le golpeaba
duro el pelo, pero ya nunca llora. Esto es lo que hay...
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