Te echo de menos, de Elefantes.
viernes, 2 de septiembre de 2016
Su mundo estaba en otro sitio
En esta vida, que nos ha tocado en suerte vivir, no hay que ser sino
parecer. Demasiado pronto aprendió esta sin par lección, que mueve montañas. Se
prima el aparentar, solo así se logra medrar. De eso se trata. Pero al mismo
tiempo que aprendió esta dura máxima fue gestando un profundo rechazo por lo
banal, por lo insustancial. Debía vivir en un escaparate, donde todo fuera
feliz, perfecto. Lo sabía, pero le producía urticaria, no podía evitarlo. Escuchaba
alegatos de gente que trabajaba con gente muy importante, que departía con los
próceres, que hacía deporte veinticuatro horas al día, que leía a Proust y
tomaba gin-tonic, que cocinaba de rechupete, que salvaba constantemente el
mundo... Les escuchaba, pero no le decían nada porque su mundo estaba en otro
sitio, lejos.
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