El
paso del tiempo es irreversible. Su tic tac imparable no descansa y no podemos
combatirlo. Ya no. Solo queda desear que nos lleve a buen puerto, a uno
resguardado de los vientos del norte y también de las malas artes de quienes
solo pescan en ríos revueltos. Allí podremos por fin recuperarnos y planificar
qué nos toca hacer en los tiempos que están por venir. Ahora todo está confuso,
pero el reloj sigue a lo suyo...
Hymn for the weekend, de Coldplay.
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