Aunque
haya perdido la cuenta del número de derrotas, hay que seguir intentándolo. No se
puede desfallecer o, al menos, no deberíamos. Siempre hay algún hueco por el que escaparte
de la realidad, la capacidad de soñar es inagotable. En este camino hemos
perdido muchas cosas, tal vez demasiadas, todas salvo esa, nuestra capacidad de
soñar tiempos mejores. Nos han quitado el pan y la sal, también algunas
sonrisas. Por arrebatarnos, hasta nos han arrancado el miedo. Se lo han llevado
todo, todo menos nuestros sueños. Por eso, me levanto cada día, me despierto e
intento poner buena cara al mal tiempo, vuelvo a enviar emails o surfear por el desierto. Pero
sobre todo: espero.
Easy, de Hinds.
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