domingo, 31 de julio de 2016

Políticos

Érase una vez un pueblo costero, alejado de la civilización, que se llamaba Trigales en el que la gente pasaba hambre y nadie se explicaba por qué extraña razón si todos sus gobernantes competían entre sí por hacerlo mejor cada vez lo hacían peor. Si en sus programas de gobierno hablaban de trabajo, sanidad, educación o solidaridad por qué no había empleo, las listas de espera en los hospitales eran kilométricas, los niños abandonaban los colegios hambrientos y sin saber las cuatro reglas básicas... Pero ellos rivalizaban y cada uno, a su manera, defendía que lo hacía mejor que el otro cuando todos sabían, sabemos, que no es así, que no atinaban, que no asumían sus responsabilidades y que eran, son, culpables.

Simply the best, de Tina Turner.

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