sábado, 31 de diciembre de 2011

Para seguir volando

Despertó y se tropezó con una caja roja en su camino. Tenía una cinta amarilla y dudó si abrirla, temiendo que el mal tiempo no se hubiera aún disipado. Pero tomó fuerzas y supo que era el momento oportuno, el que había estado esperando desde hacía mucho tiempo. Destapó y se encontró con una fotografía de un absoluto cielo azul tokio. Se le vinieron todos los recuerdos de repente y permaneció unos segundos en silencio. Los buenos y los malos. Las risas y el desamor, el tiempo de esconderse sin respirar… Después miró hacia arriba, tomó aire con sosiego y deseó para siempre que le diesen unas alas y así poder seguir volando.


Pdt. Feliz 2012. Ojalá sea muy bueno para todos. Un abrazo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

amor con minúsculas

Se alongó al balcón y no atinó a ver nada. Ni coches, ni doñas con carritos de la compra, ni perros abandonados. Llevaba los calcetines blancos y el pijama negro puestos. Cruzó los dedos deseando que algo pasase, pero esperó en vano un buen rato. Le comenzaron a sonar las tripas y soñó con un buen desayuno de verano, aunque fuese diciembre. Las rodillas comenzaron a cansarse y se preguntó qué diablos buscaba si por allí no pasaba nada. Dejó el balcón y optó por la ventana. Tras el cristal se fijó en las nubes, quedaba alguna oscura pero la mayoría se había ido lejos. El frío no daba tregua. Creyó oír unas campanas, pero la iglesia del barrio le quedaba demasiado lejos. Quizá un coche de bomberos o el carrito de los helados. Al final se impuso el silencio y así todos los días. Uno y otro. Siempre. Siempre, desde que descubrió que el suyo era un amor con minúsculas…

domingo, 25 de diciembre de 2011

La mortecina luz de la mesilla de noche

Y tu cuello ha vuelto a aparecer en mis sueños. Me asía a él para salvarme, para aprender todo lo que me resta, para vivir… Has regresado. Y lo has hecho cuando no podía defenderme. Débil, pero con esperanza. Borracho de todo, menos de ti. Deja de haber dos líneas, para fundirse en una. Me devoras mientras logro respirar pausado. Te mezclas con mi sangre y poco dices de lo pasado, sólo nos queda lo que está por venir… Todo se desvanece al despertar. La mortecina luz de la mesilla de noche me ayuda a descubrir que todo era un sueño. Veo el vaso de agua y no tengo fuerzas para quitarme tu sabor de la boca. Después me levanto, dejo atrás el calor de mis sábanas, y ando con una losa sobre los hombros: ¿Querrá el destino que volvamos a encontrarnos? El miedo, el mío, no me deja responder…

martes, 20 de diciembre de 2011

Paraguas abiertos

La luna mengua. Alguna nube oscura en el cielo y el viento del invierno adornan aquel decorado. Tras los cristales, la última tienda. Allí dentro, cubriendo todo el suelo, estaban los paraguas: abiertos y desafiantes. Coloreados como el arco iris. Y Tim no pudo entrar, aunque extrañaba tus dedos. Miró acera arriba y ni rastro de Eliot. Tampoco rumbo al mar. No entendía qué hacían los paraguas abiertos, pensó que nadie los compraría por ser de mal aguero. Él ni en mil años. Es tiempo de limpiar para que con el año nuevo entre la bonanza, rezó. Y le podían aquellos arco iris esparcidos en aquella osada tienda. Así que le tocó buscar a Eliot en otra calle…

sábado, 17 de diciembre de 2011

No se lo dijo

Tim avanza rápido, intentando esquivar a la marabunta, que este sábado sigue de compras. Cada paso que da se hace más complicado que el anterior. Parece que todos han decidido salir a la calle y optado por las mismas tiendas de regalos, las pequeñas y coquetas. Apenas se escucha el hilo musical con tanto ruido, pero aun así tararea una melodía que tiene retenida en su cabeza. Esquiva a unos y busca los escasos rayos de sol que aparecen en diciembre. No se detiene, hasta que Luc le detiene en un cruce de caminos. Hacía tanto tiempo que no se veían, que casi que no recordaba sus ojos oscuros, ni sus manos fuertes y torponas. Seguía igual, a pesar del paso de los días. Hablaba de las montañas en primavera, del próximo febrero y también de las tijeras perdidas en otoño. Tim le contó que había cambiado de casa y de formas de hacer, que le gustaban las chaquetas de colores y que esperaba a que las luces del escenario se encendieran para volver a cantar. Se despidieron al rato, pero Tim aunque no se lo dijo quiso que aquello durara más. Luc desapareció entre el gentío y Tim retrocedió recogiendo algunas florecillas del paseo hasta la zona de inicio. Allí y sin nada que hacer comenzó de nuevo su andar por si volvía a encontrarse con él.

viernes, 16 de diciembre de 2011

A cántaros

¿Dónde estabas cuando llovía a cántaros? Lo que hubiera dado porque me prestases tu gabardina azul. Y a pesar de esto me sigues haciendo sonreír con tus cosas…

domingo, 11 de diciembre de 2011

El fallo del juez

Se acabó, dijiste tajante y acto seguido cerraste la puerta de un portazo al salir, dejándome hundido en un rincón de nuestra habitación violeta. Y desde instante estoy de luto, llorando la pérdida. Recordando los buenos momentos, las risas, las caricias y tus dedos descubriendo todos mis reinos. Tu espalda. También esa manera tan tonta que tenías de masticar o cómo colocabas tus gafas en la mesilla de noche antes de dormir. Se acabó, temí y acto seguido comencé a mirar por aquella ventana infantil de la esquina, dejándote ir para que conozcas otros mundos. Y desde ese instante estás de nuevas, buscando el camino más cómodo para seguir andando. Sin lágrimas, sin ropas negras y sin palabras de consuelo. Borrón y cuenta nueva. Y mi universo es distinto al tuyo; y también mis maneras. Los días se suceden y no sucede nada, y a pesar de todo, sigo rezando para que la tele no se estropee un día de estos o para que el pan no vuelva a subir. Recuerdo cuando cuatro panes costaban lo que ahora uno y medio… Los sábados por la tarde íbamos al supermercado y te escondías para coger al despiste helado y chocolate, mientras yo me limitaba a meter en las bolsas lo que habías alistado. Se acabó, dijeron Pablo y Sebastián y acto seguido comenzaron a consolarme porque sabían que mi pena era casi eterna. Y desde ese instante te sonríen cuando te ven por la calle y les das la espalda. Tus amigos, a la contra han dejado de mirarme. Cada maestrillo tiene su librillo y se me escapan tus designios, tus deseos y tus maneras de hacer. Se acabó, se lee en todos los letreros y acato, pero no comparto tu forma de arrancar de cuajo todo lo sembrado, pasando la última página y cerrando el libro para siempre. Y al mismo tiempo tú optas por no responder, por respirar aire fresco y acatas, pero no compartes mi obsesión por agarrarme a los recuerdos, al duelo… Se acabó, falla el juez y al final ninguno gana, pero tampoco pierde…

sábado, 10 de diciembre de 2011

Vivir sin reloj

Un día sin saber muy bien cómo ni por qué, Tim decidió vivir sin reloj. A partir de ese día sus muñecas estuvieron libres y jamás tuvieron obstáculos para enfrentarse al sol. Tic tac, tic tac… A veces despertaba con ese soniquete en los oídos, pero pronto, con el ruido del día, se disipaba. Igual que lo hacen los malos augurios. No hubo razón alguna para el abandono y quizá por eso tampoco se sintió más libre. Sólo había dejado de tener reloj y seguía sintiendo la presión sobre los hombros del pasar del tiempo. El sol andaba y él siempre tras suyo, casi sin resuello, intentando no llegar a destiempo a ninguna parte. Unos días lo lograba, otros no, pero así es la vida…

'Silencio', de David Bisbal

martes, 6 de diciembre de 2011

Irremediable aunque prefieras a tus peces

Y prefieres a tus peces. La primera vez que te vi fue cerca del mar. En tu despacho, pero desde la ventana se oía cómo rompen las olas improbables. Tus ojos me buscaron rápido y se tropezaron con los míos, que por aquel tiempo eran -por qué negarlo- algo huidizos. Después me encontraste en la cafetería del parque, justo cuando ibas con Blody a tomarte el café de las seis de la tarde, aunque fuese un domingo de verano. Y tus ojos bien abiertos volvieron a detenerme en el tiempo. Igual pasó aquel jueves en la tienda de cuadros y ayer en la plaza. Tú ibas y yo venía: Tu barba de tres días, tu pelo revuelto y tu mochila de cuadros verdes. Los lunes ando buscándote, como si la ciudad se fuese a quedar vacía por orden real, como si todos los turistas se hubieran ido y mis posibilidades se hubieran multiplicado por seis. Pero los días pasan y te recuerdo de manos con Viggo, ese extremeño amigo tuyo, mirándome. Te persigo a la hora de comer y sé que lo nuestro es irremediable, aunque prefieras a tus peces.

'Si me dejas, no vale', de Chicanos del sur

Pdt. La imagen pertenece a la película 'A home at the end of the world'.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Lo bien andado

El tiempo no se detiene. Vuela fugaz y casi de forma imperceptible. Corre y corre. No hace otra cosa. Mientras, Esfera apenas respira. Va de prisa a todas partes y se olvida de que las nubes a veces traen lluvia y otras sólo tormenta. Se olvida de que chispea y reza para que ya nada nos preocupe. Le pone azúcar a la piña tropical, canta a ratos y dibuja tu nombre en todas sus paredes. Sueña con tus calzoncillos y a veces todo se le desvanece entre los dedos. Estos días le parece que nada tiene sentido. Sólo desea que un día de estos todo deje de ir a su libre albedrío y, descansando, cada noche pueda revisar todo lo vivido para al final darse cuenta de que lo andado ha estado bien andado.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Y te vas

Llegas solo. No hay mucha gente. Quizá quince o veinte. Ocupan las esquinas y los sofás de plástico taiwanés. Las paredes no tienen cuadros, sólo un par de monitores en las que siempre se pueden ver imágenes de personas que se quieren y también de peces. Das vueltas. Hablas con unos y buscas. Siempre buscas. Con los ojos, con los dedos. Te intentan atrapar, mientras observo de lejos. Al rato estás de nuevo solo y te vas igual que llegaste. Sin más.