martes, 31 de mayo de 2016

Mi Marta regresó sola a casa



Creo que fue ayer o anteayer, con esto del invierno no sé muy bien en qué día vivo. Sí, fue el sábado por la noche. Marta había conocido a Sofía por una aplicación y habían quedado para conocerse esa misma noche. Llevaban un par de días hablando por el móvil, pero es que con las chicas va todo más rápido. Ella se retrasó un par de horas, pero Marta esperó escuchando música y, al final, se la llevó a casa. Pasaron un buen rato, las dos. Al despertar, Sofía le pidió que la devolviera a casa, Marta aceptó. Cruzaron la ciudad en moto, diez minutos, quizá quince. La dejó en una acera y esperó a que se alejase. Marta sabía que pasaba algo, siempre sucede con las principiantes y allí estaba él, el novio sonriente, esperando a su princesa. Sofía no perdía de vista a Marta, suplicaba silencio y Marta, mi Marta, regresó a casa sola, en su moto. El viento le golpeaba duro el pelo, pero ya nunca llora. Esto es lo que hay...

viernes, 27 de mayo de 2016

El penúltimo esfuerzo


Dicen que las cosas nunca vienen solas, también que no hay mal que por bien no venga. Otros prefieren, ese dicho que dice que a perro flaco todo son pulgas... Y todo se complica. Cuando ya me daba por perdido, un pequeño rayo de luz ilumina y todo vuelve a ser posible. Quizá sería más fácil rendirse para siempre, pero ahí está la esperanza fastidiándolo todo. ¿Pero qué es todo? ¿Todo? La vida. Sí, la vida. Toca volver a andar, un poco más. El penúltimo esfuerzo. Tal vez la puerta de al lado se abra (esta vez sí) y las tornas se giren, vuelvan las sonrisas, la alegría y las ganas de hacer cosas, unas distintas de otras. Toca dar el primer paso, deséame suerte...

En la puerta de al lado, de Laura Pausini.

martes, 24 de mayo de 2016

Las calles han dejado de oler a ti

No sé muy bien qué día es hoy, sólo que el cansancio cada vez es mayor. A veces todos los esfuerzos no bastan para alcanzar una recompensa. Da igual lo que hagas, te cansas, lo das todo, pero no es suficiente: ya no me miras, ni siquiera desde lejos. Simplemente no estás. Las calles han dejado de oler a ti, también los bancos del parque. No hay rastro de ti, ni de tus cosas; te has ido y no sé si volverás. Y a nadie le importa, solo a mí. Por eso ya no cuento los días, ni las horas. Solo espero a que el tiempo amaine…


viernes, 20 de mayo de 2016

Cuándo...

Llevo demasiado buscando el sol. De un tiempo a esta parte, solo hallo nubes y frío, mucho frío. Las calles amanecen húmedas cada día y parece que la tempestad está siempre a punto de llegar. Llueve, constantemente y sin cesar. Así, día tras día. Ya ni siquiera pregunto por cuándo llegará el buen tiempo, sé que tardará...

Lo hago por ti, de Coque Malla.

Pdt. Escucha el viento, escucha el río, mira hacia el mar, ya no hace frío...

martes, 17 de mayo de 2016

Nunca nadie me enseñó a decir no. Bueno, no sé si eso se enseña en casa o en el colegio, si había alguien encargado de la vital tarea y se despistó o simplemente no quiso hacerla, no le apetecía, pero lo cierto es que heme aquí: sin saber muy bien como decir no. Amaestrado para aceptar, para asentir sin quejas ni reproches, en silencio. Haz y calla. Casi que no he hecho más que claudicar, una y otra vez, perdiendo por el camino las ganas de luchar, de vivir. Sin embargo, dicen por ahí, que más vale tarde que nunca. Supongo que en esto, también. Y más, cuando he aprendido que sí, que hay otras vidas posibles; no es fácil, se trata de una batalla a cara de perro, pero ahora ya estoy al tanto de que tan importante como decir sí, es gritar NO.

viernes, 13 de mayo de 2016

Miedo a ofender

De jovencita había ganado un premio de oratoria. La madurez, al parecer, había reducido su voz a un solo tono, el de la disculpa, y su personalidad a una serie de gestos desvaídos por el miedo a ofender, o a no agradar lo bastante.

A sangre fría, de Truman Capote.

martes, 10 de mayo de 2016

Tiempos muertos

El tiempo se me va de las manos. Lo noto en mi respiración, cada segundo me cuesta más respirar y mis piernas ya no aguantan como lo hacían. Esto parece que inexorablemente se acaba. Miro a mi alrededor y falta tanta gente conocida, personas a las que quería, que no puedo dejar de pensar que antes o después me tocará a mí. Ojalá el tiempo pudiera detenerse y recuperar el tiempo perdido, ese que vivimos sin vivirlo. Habría que tener un mecanismo para sacar cuentas de todos los días que no hicimos, que no fuimos, que no nos movimos; también los días fríos de invierno. Esos no deberían contarnos. No es justo. Todo ese tiempo muerto deberíamos poder recuperarlo y hacer que todo sea mejor.

viernes, 6 de mayo de 2016

Evitando la vida



Siempre envidié a la cigarra, capaz de disfrutar el momento, de vivir alegremente sin mayores miramientos. Siempre admiré a la gente que sonríe permanentemente, que le resta importancia a las pequeñeces del día a día y que sabe que siempre hay un mañana, pero que prefiere estar en el hoy. No sé muy bien por qué me tocó la otra cara de la moneda, ser hormiga, siempre temerosa, esperando algo que no sé si llegará alguna vez. Trabajando sin descanso, evitando la vida. En alguna ocasión, me he cruzado con alguna cigarra y no he podido resistirme a sus encantos, tan dispares a los míos. Eléctricas y fugaces. Siempre fieles a sus vivencias, alejadas del suelo embarrado. Solo eso, me hace continuar...

martes, 3 de mayo de 2016

Cosas de familia

Cada uno tiene la suya, quizá por eso nos cuesta tanto aceptar las singularidades de las de los otros. Las familias no son ni buenas, ni malas, simplemente son y con eso basta, es más que suficiente. Acostumbrados a la nuestra, hemos aprendido a combatirla, sabemos como neutralizarla y hasta como aceptarla. La experiencia en estas lides sí es un grado. Pero absorbidos por su idiosincrasia, aunque no nos guste del todo, vemos como si fuera llegada de Marte cualquier otra, la tuya. Se nos escapan al entendimiento tanto sus razonamientos como su proceder. Y es que, al final, esa peregrina familia no es la mía sino la tuya.