miércoles, 31 de octubre de 2007

El murciélago piloto

Lo de los chistes nunca se me ha dado bien, pero tengo que contar alguno porque hoy he leído en un fotolog, uno de esos que habitualmente ojeo, que su autor necesitaba escribir algo feliz para "alegrar" el sitio en cuestión.
Luego, he mirado este blog y he pensado que necesito darle un toque positivo. Además, hoy ha sido un buen día, a pesar de que no me haya cogido el teléfono.
Cuando pienso en algún chiste siempre recuerdo a una amiga que aunque se ha perdido en el tiempo, sé que está ahí. El cariño no se olvida. Bueno pues allá va...

Dos ratitas toman un café en una bonita terraza. Charlan amistosamente de sus cosas. Chismean, ríen, bromean,... Al rato, pasa volando –no podía ser de otro modo- un murciélago. Después, una de las ratitas le dice a la otra: ¡Mira!, ¡mira!, ese que acaba de pasar es mi nuevo novio. La segunda ratita pone cara extrañada y no puede decir más que “¿Ese?, pero qué feo es...”. La primera ratita, muy digna, responde tajante: Sí, es feo, pero es piloto.
Siempre sonrío con este chiste.

martes, 30 de octubre de 2007

Canciones que ya nadie tararea

Antes. Una canción. Si amanece, de Rocío Jurado. Anoche volví a pensar en tus ojos y en tus orejas. Los días pasan y tú sigues estando aquí, dentro de mí, aunque no lo estés. Me imagino acariciándote esa barriga tan divertida tuya. Sé que tu mundo ahora está dando demasiadas vueltas y que, tal vez igual que yo, sólo estés deseando bajarte en la próxima.
Los últimos meses han sido extraños y quizá los que vengan lo sean más. Quién sabe. Tu vida ha cambiado y ya no será tan fácil poner excusas para encontrarte en esa esquina que también quiero abandonar porque ya tú no estarás. Todo dependerá de ti, ahora. Las cosas son así, de este modo tan raro, y yo lucho pero a veces siento que ya no tengo fuerzas para seguir feliz.

http://www.youtube.com/watch?v=p2kMCCPEFxI


Ahora. Ha vuelto a aparecer ese perro vagabundo en el que a veces me convierto. Sin rumbo fijo y sin dueño. Sin un lugar en el que dormir. Buscando un cacho de pan duro por esas malditas calles que ya no te ven pasear. Y también una caricia. El cachorrillo no está ni alegre, ni triste, ni na. Está, como lo están los cubos de la basura, los móviles sin batería o las canciones que ya nadie tararea. Sus ojos vuelven a estar tristes, pero anhelan tu piel. Siguen vivos y eso, en estos momentos, es importante para mí.

domingo, 28 de octubre de 2007

Europe's living a celebration

Ha vuelto a pasar. España tampoco ha ganado esta vez. O sí. No lo sé. Me he vuelto a sentir un incomprendido. Si se contabilizan los puntos, mi apuesta pierde por goleada, aunque he logrado colar tres canciones entre las cinco más votadas:

1. “Ain't no mountain high” 18 pts.
2. “Sin documentos” de Los Rodríguez 18pts.
3. “Ojalá” de Silvio Rodriguez 12 pts.
4. “Chasing Cars” de Snow Patrol 11 pts.
5. “Wake Me Up When September Ends” de Green Day 11 pts.


Incomprensible que algunas joyas se hayan quedado sin sumar: “Acostumbrada” de Roberta Marrero; “Llorando por ti” de Minerva; “Lucas” de Raffaella Carra; “Mi primera cana” de mis adorados Estopa; o la versión de “Morir de amor” de Camilo Sesto y Alaska.

Entre las rivales, sólo salvo “Love Is In The Air” de John Paul Young, pero sobre todo, "Lollipop" de Mika. Es injusto que haya pasado desapercibida para el jurado. Inexplicable...


miércoles, 24 de octubre de 2007

Los brazos aquí no se tuercen

Irme para pensar. Cuatro días más. Volver al inicio, a los comienzos, para volver a pensar en ti. No puedo huir. Tal vez mis reflexiones estos días no sean como deseas. No sé lo que quieres. Los últimos días han sido bastante tensos. Tú estas cabreado y yo enfadado. Mucho, los dos. ¿Por qué? Cada uno en su pedestal, uno más alto que otro, pero pedestal al fin y al cabo. Sin hacer ningún esfuerzo que pueda ser interpretado como una rendición. Los brazos aquí no se tuercen. Los tuyos, claro. Pero, al mismo tiempo, haciendo todo lo posible para que la lejanía no se agrande. Dejando las cosas en bandeja para que el otro llegue y se sirva a su gusto. Pero sin que se note. Los pasos cada vez más cortos. Y al final sólo con una convicción, cada día estoy más atrapado en tus cosas.

martes, 23 de octubre de 2007

C.R.A.Z.Y.

-Quiero ser como los demás.
-Gracias a dios, jamás lo serás.
C.R.A.Z.Y. (2005, Jean-Marc Vallée)
***
La vida es extraña. Triste, alegre. Hoy no es como ayer. Perdóname. Te quiero. Tengo miedo. Tu voz retumba en mis oídos. Sigo en aquel cruce. Las olas rompen. ¿Y si me enamoro? Déjalo.
***
Pdt. Yo también he sentido eso. Lo de querer dejar de ser distinto. Primero de unos y después, más tarde, de los otros. Desear ser como los demás. Sin más. Poder sentir que soy parte de la marea. Que no me distingo. Que mi piel y mi estómago sueñan las mismas cosas, se comportan igual que lo hacen todos. Pero al final me he dado cuenta de que no, de que puedo estar rodeado de miles de personas, que, incluso, puedo hacer algunas de las cosas que hacen, pero yo soy otra cosa. De otra manera. No sé si debo dar gracias a dios o no. No lo sé. Soy así, aunque muchas veces duela.

lunes, 22 de octubre de 2007

Las Palmas (II)

Me dejé el champú. No sé donde diablos tengo la cabeza. Estoy, pero no estoy en ningún sitio. Eso pasó por la mañana. Se quedó solo en una bañera amable. Otros serán quienes te usen, te gasten a partir de ahora. Adiós, guapo. Tuve que comprarme otro, uno que huele a mandarinas. Es alegre. Mucho.
Antes de eso, me habías dicho muchas cosas. Y pude, por fin, tocarte los hombros. Estabas tan cerca de mí, que creí que eras de verdad. Pensé que todo podría ser distinto. Conseguiste más de lo que muchos otros, aunque nunca lo sepas. Estuve a punto de llorar. Después, tuve que agarrarme a una pared extraña para no caerme a ese precipicio que tus palabras habían creado entre nosotros.
No sé. No sé, te dije una y mil veces. También te susurré otras cosas, pero ya no sé lo que quiero. Ya no. Esa es la verdad.
Al final, cuando iba desde tu hotel hasta mi cama, estaba solo. Al lado de mi taxi pasó un coche a toda velocidad. Huía de otros dos, que eran de la policía. Era oscuro, pero los otros no. Se perdieron pronto al trasponer la curva. Iba demasiado rápido. Igual que tú, por mucho que acelere esta persecución parece no tener fin nunca.
No sé. No sé, te dije una y mil veces. También te susurré otras cosas, pero ya no sé lo que quiero. Ya no. Esa es la verdad. Y también que estoy más o menos.

domingo, 21 de octubre de 2007

Las Palmas

Amanecí pronto. La primera voz que escuché fue la tuya. Te desperté y lo hice con la mayor suavidad que supe. Fuiste mi primera idea del día y posiblemente tal vez la última. Como me habías pedido. La noche había sido extraña. Tuve miedo y sólo necesité un abrazo que no obtuve. Aun así, ese que te dijo lo que te dijo fui yo. Pocas veces antes había sido tan yo, tan de verdad, poniendo sonidos a mis sentimientos. No es que en otras ocasiones te mienta, pero sí es cierto que me das miedo. Callo, pero sólo porque me da vértigo estar triste y eso desde hace algunas semanas lo consigues con suma facilidad. Después una canción, que en el fondo es alegre, se apoderó de mí.

http://www.youtube.com/watch?v=wCl_9UIwbJ8

Las horas siguientes fueron distintas. Todo se estropeó. Las Palmas no me gusta y la playa de Las Canteras será ese lugar donde el mar está, pero no lo veo. El ruido de las olas es, pero el sonido de mi rabia –sí de la mía, porque también tengo, aunque nunca la enseñe- es más fuerte. Y también es ese sitio en el que comenzamos nuestro viaje hacia ninguna parte. El respetito es muy bonito, dijo un mago. Y yo sumo, por aquí no paso ni una sola vez más. Hoy no es el día para decirte lo que me has hecho sentir. Estoy francamente enfadado. En el aeropuerto escuché una canción y deseé que su protagonista llegase pronto y me llevase lejos de ti.

http://www.youtube.com/watch?v=yh2huH81i9U

Al final, otras cosas han llenado mi vida hoy y me he dado cuenta. Todo ha sido diferente. Espero para existir libre.

jueves, 18 de octubre de 2007

¿Qué pasará?


Tres días importantes por delante. Mi destino, Las Palmas. Una ciudad extraña. Amable, pero a veces me incomoda. No soy de allí y lo noto, aunque la gente es amable conmigo. Mi mundo es otro. ¿Qué pasará? Deséame suerte.
Pdt. Sin pistas o no, querido Holmes.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Mil cosas que hacer

Sigo luchando contra mi mismo. Contra lo que siento y sobre todo contra lo que intuyo.
Todo iba sobre ruedas. La mañana comenzó pronto. El despertador, ese viejo y mono que preside mi escritorio, sonó indecente, temprano y rápido. El teléfono móvil le siguió como un tonto. No me gusta que me llamen a esas horas, me da miedo recibir malas noticias. Después me sentí como una sardina en lata. No sabía que el tranvía iba tan lleno a esas horas. Que cabían tantas personas en esos pequeños vagones. Tampoco que la gente se levantaba temprano y los coches andaban tan divertidos por las calles. Lo mejor, una niña con su abuelo, que me miraba asustada mientras los usuarios del novedoso medio de transporte –quién se acuerda ya del de principios del siglo XX- no le permitían moverse.
Más tarde seguí a la carrera y lamenté haber salido de mi casa con ese suéter verde tan bonito que tengo y que me compré un día en una tienda que ya no existe, ni nadie recuerda.
Todo iba sobre ruedas hasta que recibí un mensaje de texto. El reloj marcaba las 12:30 horas. Llamé sobre la marcha. Entendí el recado. Era para un favor. Como amigos. Acepté. Claro, dije sorprendido. No por la petición, sino por que se sorprendiera de mi respuesta.
Lo hice mientras tomábamos algo. Primero atendió a su amiga y luego me tocó a mí. Con ella no tuvo prisas, pero la chica se fue pronto. Nos quedamos solos después y ahí es cuando comenzó a hacer llamadas y enviar mensajes de texto, mientras yo le hacía el favor que me había pedido. Un segundo después de terminar, se fue. Tenía mil cosas que hacer.
Eran las tres de la tarde y me quedé de pie como un tonto. Se perdió entre la gente. Y yo luchaba contra la certeza de que no me quiere. No estoy preparado para asumirlo aún. Sigo pensando que tal vez algún día se gire y me diga te quiero. Me puse un poco triste, pero luego se me pasó, como una nube tranquila en verano.

martes, 16 de octubre de 2007

Dulces tostadas de mermelada

Abrí los ojos cuando eran las nueve pasadas. Los últimos días el Katxorro no ha dormido bien. Anoche dio mil vueltas de un lado al otro de la cama cavilando anhelos. También alguna pena. Después las dulces tostadas de mermelada pusieron la guinda a un pastel exquisito en forma de desayuno frugal. La vida ha dado un pequeño giro. He decidido ser más dueño de mis decisiones. Plantear objetivos, retos, y caminar siempre hacia la luz. Tuve suerte mi diputada favorita -una de ellas, claro- me cogió a la primera. En ese instante supe que había finalizado mi jornada laboral por hoy. Mañana será otro día, más intenso, sin lugar a dudas. Después un suave paseo y un almuerzo diferente. ¡Qué más se puede pedir!

domingo, 14 de octubre de 2007

Solo frente al mundo


Camino por las calles y siento que puede ser posible otro mundo. Ya nada será igual. La vida real es esto. Estoy solo. Sin ellos, pero con otros. Otros que todavía están por venir.

La vida sin ellos (13.6.2003)

Detectives

El círculo se cierra poco a poco. Las pesquisas continúan y posiblemente en un corto espacio de tiempo todo salga a la luz. Los detectives se han puesto a trabajar y sé que he ido dejando muchas pistas. Sólo hay que echar un poco la vista atrás y atar cabos. No hay tantas opciones. Lo único que no sabrán de mi boca es tu nombre... Ese secreto es sólo mío y lo desvelaré el día que tú quieras. Tal vez no haga falta, pero yo no lo diré nunca en voz alta. Posiblemente no sea necesario, lo vi en los ojos de Juan Fernando López Aguilar cuando nos detuvo mientras atravesábamos el ínclito callejón del Combate. Hay cosas que yo no puedo ocultar. Nos miraba y también sus dos acompañantes. Esos seis ojos clavados en mí sin decir nada lo decían todo. Nos han descubierto, supe.

Pdt. Gracias por estar ahí, mi Sherlock Holmes favorito

jueves, 11 de octubre de 2007

Cajitas de felicidad


Las nubes oscuras han vuelto. La tristeza también. El gris se ha convertido en rey. En uno que lo abarca todo, hasta el último rincón. El otoño se ha clavado en mis pulmones, me cuesta respirar. En mi mente, un solo deseo. Un abrazo.
El vino está malo. La cosecha ha sido lamentable, indigna. Todo se ha echado a perder en unas horas. Mientras sueñas, la vida te golpea. Implacable. Contundente. Sin miramientos. Al, final un sabor extraño anida en mi corazón, el de la pena.
Hoy me toca a mí estar triste. Esto es una noria. Sube y baja lentamente, pero sin descanso y me siento, mientras oteo el horizonte, como una de esas cámaras de fotos de usar y tirar. De un solo uso.
He ido a buscar en mi despensa cajitas de felicidad, de esas que son iguales a las de cereales, pero no me quedaban. ¿Cómo es posible que se me haya olvidado comprar más? No sé muy bien en qué las he ido gastando poco a poco. Casi sin darme cuenta. Ahora, sólo tengo un problema, la tienda donde las compraba ha cerrado. Es puente y hasta el lunes nada de nada. Que dios se apiade de mí.

miércoles, 10 de octubre de 2007

De tripas corazón

Hoy volviste a ser tú. Llegaste extraño, distante. Hice, una vez más, de tripas corazón. Sentí como junto a mí estabas lejos, ausente. Los minutos pasaban e intenté sobreponerme. Hacer como si no pasara nada. Mis ojos se clavaron nuevamente en tu piel. Tu voz queda acariciaba mis oídos y todo fue colocándose en su sitio.
Más tarde me contaste tus últimas preocupaciones. No supe qué decir. En esos asuntos no me siento capaz de manifestarme. Porque, quieras que no, soy parte implicada. Sería fácil juzgar sin toga, matar sin garrote vil o insultar si voz, pero no sería honesto.
Después la magia llegó. Se paseó junto a mí y volví a creer en el Katxorro. También en ti. Da igual todo. El pasado y el presente. Tal vez hasta el futuro. Tus dedos, tu nariz, tu piel. No se puede tapar el sol con un dedo y lo sabes. Tal vez hoy no sea el mejor día para decírtelo, pero aunque a veces te parezca que no, me gusta pasar ratos contigo.

martes, 9 de octubre de 2007

Free hugs

Anoche me dijo Carlos del Amor que en Hong Kong había gente que repartía abrazos gratis (free hugs). Me regaló uno. Hacía mucho tiempo que eso no me pasaba. La 2 noticias decía que cuanto mayor es una ciudad menos contacto existe entre unos y otros. Todo comenzó en Australia hace unos tres años.
Eso me recordó una peli de Isabel Coixet, Cosas que nunca te dije. También que tú ya no me tocas. A veces estamos tan cerca, estás tan próximo a mí que puedo sentirte, olerte, saberte, aunque no me roces.
Cuando pasa eso se me traban las palabras. Me tiemblan las rodillas. Tengo tantas cosas por contarte, pero no es fácil. Esto no puede continuar así.
Hoy tampoco será un buen día. Lo sé. Sigo esperando. Como si nada de lo que pasase me importase. Me refugio en viejas canciones. Es lo único que tengo ahora porque consigue olvidarme de todo. Lucho, pero a veces me rindo. Vuelvo a la carga, pero nada de lo que hago parece ser suficiente.
Pdt. No me arrepiento, pero no es oro todo lo que reluce.

jueves, 4 de octubre de 2007

Sin ruedas

Mi silla no tiene ruedas. Desde hace unas semanas he cambiado de silla y hoy me he dado cuenta de que la nueva no tiene ruedas. Así es muy difícil moverme de un lado a otro o simplemente girarme a ver quién está a mi alrededor. No sé qué hacer, tal vez la solución sea comprar otra, una que sí lleve ruedas y que tenga propiedades ergonómicas, pero no será la que tenía, la de antes.
Sabes, a veces me gustaría que todo fuera como al principio. Que tú no hubieras puesto vallas a todo esto para poder seguir siendo libre. Hoy te he visto y me hubiera gustado contarte un montón de cosas, pero no puedo. Me quedé clavado en tu antebrazo y mientras permanecías en silencio, junto a mí, yo soñaba con dibujar en él trazos imposibles con mis tristes dedos. Sabes, mi silla ya no tiene ruedas y eso en días nublados como hoy me pone un poco triste.
Tal vez para ti no sea importante eso, pero que pudiese moverme con ella estaba bien porque me servía de apoyo, sabía que siempre cerca de mí iba a haber una oreja que me escuchaba, un hombro que me sostenía y una sonrisa que me consentía. Y ahora sólo tengo una silla que perpetuamente está quieta.

Pdt. El katxorro sigue siendo del sector ultrapijo de la Liga "acánida"

miércoles, 3 de octubre de 2007

La vida no sigue igual

He olvidado mi universo. Hay dos formas de vivir, hacia dentro o hacia fuera. No es que una sea mejor que la otra, pero yo me había decidido por la primera y muy bien sin saber cómo lo que tantos años me costó construir ha desaparecido. Mi burbuja de cristal estaba llena de ángeles burlones y sonrisas traviesas. Aunque yo era el protagonista. Botaba de un lado a otro sin descanso. Viendo atardeceres plácidos y noches intensas. Las mañanas, casi siempre frías, también estaban bien.
Ahora, por arte de magia, todo aquello se ha desvanecido y he tenido que volver a empezar. La vida no sigue igual. Hubiera reconstruido aquello, pero es que ya no queda nada. A veces me pongo triste porque sé que he dejado a mi mundo sin mí demasiado tiempo. Intento rectificar, volver atrás, pero eso sé que es imposible. Sólo hay una opción, encontrarme otra vez soñando con peces de colores y mariposas diáfanas.

martes, 2 de octubre de 2007

Esquivando sillas

En la tarde de ayer nos volvimos a encontrar. Dicen que fue por casualidad... Apareció serio, como siempre. Después, como a veces también suelo hacer yo, dio un giro increíble para llegar hasta donde estaba sentado. Lo hizo, esquivando todas las sillas que nos separaban. “La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta”, bromeé porque pudo más en mí el hecho de verlo, que cualquier otra cosa y al mismo tiempo comprendí que va a ser tarea harto complicada dejar de sentir.
También caí en la cuenta de que cuando estoy con él todo desaparece y la satisfacción de su presencia permite que no me fije en su camisa rosa o en sus cicatrices, sólo en su voz.
Como había adelantado hace un par de días, ayer no se apagó ni se iluminó el mundo. Hace tres meses pensaba que el de ayer sería un día mágico en el que por fin estaríamos juntos, y al final lo estuvimos. Vale, hice todo lo que estuvo en mi mano para verlo, pero lo logré sin que se notara demasiado. No fue como me hubiera gustado, pero mereció la pena. Somos sólo amigos, dice y yo pienso: eso no se lo cree ni él.